📖 Serie: Cuando Dios calla, pero sigue obrando
Lema: “Aun en el silencio, Dios sigue escribiendo.”
Autor: Julio Hernández | Ideas Cristianas
“El Señor dio, y el Señor quitó; bendito sea el nombre del Señor.”
— Job 1:21
Hay momentos en la vida donde el silencio pesa más que cualquier palabra.
Oras, clamas, esperas... y el cielo parece cerrado.
No hay señales, no hay respuestas, solo el eco de tu propia voz regresando.
Job conoció ese silencio.
Perdió lo que amaba, lo que tenía, lo que comprendía.
Y, sin embargo, en su oscuridad no renegó: bendijo.
El silencio de Dios no fue el fin de su historia.
Fue el escenario donde se reveló Su presencia,
no en el ruido, sino en el polvo,
no en la abundancia, sino en el alma que aún dice:
“Bendito sea tu nombre.”
Cuando Dios calla, el alma se vuelve un altar.
Es ahí donde la fe deja de ser una idea y se convierte en respiración.
A veces, Dios no responde porque está formando algo más grande que una respuesta:
está formando a Su hijo.
El silencio de Dios no es ausencia, es intimidad no comprendida.
Él no te ha dejado; simplemente te está moldeando desde adentro.
“Hay silencios que no matan la fe, sino que la purifican.”
-
No confundas silencio con olvido.
Dios está más cerca de lo que tus sentidos pueden percibir. -
El dolor puede ser un lenguaje santo.
A veces, llorar también es orar. -
Tu adoración en la prueba tiene peso eterno.
Cada “bendito sea tu nombre” en medio de la pérdida es una declaración de amor al Creador.
🙏 Meditación
Cierra tus ojos.
Respira.
Imagina que estás sentado como Job, en silencio, entre las cenizas.
Sientes el vacío, pero también una voz suave que dice:
“No te he dejado.”
Permanece ahí unos segundos.
Siente cómo ese silencio se vuelve sagrado.
Deja que tus lágrimas sean adoración,
que tu espera sea confianza,
y que tu corazón vuelva a decir:
“Bendito sea tu nombre, aunque no entienda.”
✨ Oración final
Padre, enséñame a confiar cuando no te oigo.
A creer cuando no te veo.
A adorarte cuando me duele.
Que mi alma no te ame por tus respuestas, sino por quien eres.
Que mi silencio se una al tuyo,
y en ese encuentro encuentre paz.
En el nombre de Jesús, amén.
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