📖 Serie: Las Obras del Padre y del Hijo
“Las obras de Dios revelan Su amor en ti.”
Autor: Julio Hernández | Ideas Cristianas
“El Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.”
— Juan 1:14 (NVI)
El misterio más profundo del amor de Dios se revela en una sola frase:
“El Verbo se hizo carne.”
El Creador del universo no se quedó distante ni observando desde el cielo; se hizo uno de nosotros.
Jesús no vino como un rey rodeado de gloria, sino como un niño frágil en un pesebre.
La encarnación es la obra donde Dios se acerca, se identifica y se entrega por completo.
En Cristo, el amor dejó de ser una idea y se convirtió en una persona.
Cada palabra, gesto y milagro de Jesús fue una manifestación de ese amor encarnado.
Él tocó al leproso, lloró con los que sufrían, perdonó a los que lo traicionaron y dio su vida por todos.
En Jesús descubrimos que Dios no solo nos ama, sino que nos comprende.
El amor de Cristo no se limita a salvarte del pecado, sino a acompañarte en tu proceso de sanidad y transformación.
Cuando entiendes que Jesús habitó entre nosotros, comienzas a vivir con la certeza de que no estás solo, de que tu dolor, tus luchas y tus dudas no le son ajenas a Dios.
-
Dios se hizo cercano: no necesitas fingir ante Él; te entiende porque vivió lo humano.
-
Dios se hizo presente: no estás esperando su presencia, ya está contigo en cada paso.
-
Dios se hizo amor visible: tu vida puede reflejar ese mismo amor cuando tratas a otros con compasión.
Cada vez que eliges perdonar, abrazar o servir, continúas la obra de Jesús en la tierra.
🙏 Meditación cristiana
Cierra los ojos y repite en silencio:
“Jesús, gracias por venir a mi mundo.”
Reflexiona:
-
¿En qué parte de mi vida necesito recordar que Dios está conmigo, no contra mí?
-
¿Estoy reflejando el amor encarnado de Cristo en mis relaciones diarias?
Deja que la presencia de Jesús te envuelva como un abrazo.
Siente su gracia y su verdad llenando tu corazón.
✨ Oración final
Señor Jesús, gracias porque no te quedaste lejos.
Gracias porque entraste en nuestra historia para mostrar el amor del Padre.
Hoy quiero vivir recordando que Tú estás conmigo.
Ayúdame a ser un reflejo de tu amor en este mundo herido.
En tu nombre, amén.
Add comment
Comments