“En el principio creó Dios los cielos y la tierra.” — Génesis 1:1
Antes de que existiera el tiempo, la materia o el sonido, Dios ya era.
El universo no surgió del azar, sino del poder creativo de un Dios con propósito.
Cada galaxia, montaña, río y célula humana es testimonio de una mente divina que habló, y todo cobró vida.
Cuando Dios dijo: “Sea la luz”, no solo encendió el cosmos, sino también el principio de todo orden, belleza y sentido.
En cada acto creativo del Génesis, vemos un patrón: Dios transforma el caos en propósito.
La tierra “estaba desordenada y vacía”, pero Su palabra trajo forma, límites y vida.
Así también sucede en nosotros.
Hay momentos en que nuestro interior se siente vacío, sin dirección o cubierto de sombras, pero la voz de Dios sigue diciendo:
“Sea la luz en tu corazón.”
Cada día, el Creador sigue obrando, no ya en la materia, sino en las almas, dando sentido donde había confusión y esperanza donde solo había ruinas.
Reconocer las obras de Dios en la creación nos enseña tres verdades fundamentales:
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Dios tiene el control — nada ocurre fuera de Su diseño.
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Dios da forma al desorden — no hay situación tan caótica que Él no pueda ordenar.
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Dios hace todo con propósito — incluso lo que parece pequeño o insignificante tiene un sentido en Su plan.
Si Él creó el universo con orden y precisión, ¿cómo no podrá reordenar tu vida, tus emociones o tus relaciones?
🙏 Meditación cristiana
Haz una pausa.
Respira profundo y observa algo de la creación: el cielo, un árbol, una flor o tu propio reflejo.
Permite que tu corazón diga:
“Dios, Tú creaste todo esto… y también me creaste a mí con propósito.”
Reflexiona:
¿Qué área de mi vida necesita hoy que Dios diga “Sea la luz”?
¿Estoy dejando espacio para que Él cree algo nuevo en mí?
Cierra tus ojos y repite lentamente:
“Padre, ordena mi caos. Trae luz donde hay confusión. Crea en mí un corazón nuevo.”
✨ Oración
Señor, gracias porque tus obras declaran tu grandeza.
Así como diste forma a los cielos y la tierra, te pido que des forma a mi vida.
Ilumina mis pensamientos, mis pasos y mis decisiones.
Hazme sensible a tu voz creadora y enséñame a ver tu mano en todo lo que me rodea.
En el nombre de Jesús, amén.
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